La clave

Un contenedor de barco se distingue por la existencia de ocho vértices en forma de cubo agujereado. Esos vértices son clave para el éxito en este sistema de transporte: Dan rigidez a la estructura y -sobre todo- son puntos de anclaje para agarrar y mover las cajas con rapidez.
Las paredes son de chapa de acero ondulada para contribuir a la indeformabilidad del conjunto.

El Sol

La primera inquietud es el aislamiento térmico. La razón espera mucho calor en verano y bastante frío en invierno.

En la imagen se muestra un contenedor experimental forrado con un aislante convencional. Arriba, un disco con la gráfica de la evolución de la temperatura interior en unas semanas de julio.

Las conclusiones son satisfactorias. El aislante definitivo cumplirá su papel y la inercia térmica del conjunto proporcionarán una climatización ecológica y el confort esperado.

La vida viene del mar...contenedores con historia.

En pocas ocasiones unos contenedores de barco son los protagonistas sobre una pista de tenis. A estos de la imagen, el océano ya ni zarandea ni recubre de salitre.

Son cuatro cajas con robustez independiente, ensamblables, modificables, autónomas, indeformables, autoportantes, seguras, protectoras...impactantes.

Hierro. Acero con especificaciones navales. Llevaban más de una década navegando en condiciones extremas. Sobre tierra durarán más que una construcción tradicional, con mantenimiento cero.

Actualmente están vacíos y su nuevo destino es ser la estructura fuerte de una vivienda. Serán el esqueleto del edificio. Se modificarán para recibir puertas y ventanas. Luego irán recubiertos por capas de materiales aislantes y acabado decorativo. Exteriormente sólo se les adivinará por sus dimensiones o formas atrevidas.